Luis Enrique Ibáñez

Luis Enrique Ibáñez
Luis Enrique Ibáñez lleva 25 años trabajando como profesor de Lengua y Literatura en Enseñanza Secundaria y Bachillerato. Desde el curso 91/92, en el IES Cristóbal Colón de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Ha impartido también cursos sobre Lenguaje fílmico y sobre Literatura Universal. Escribe habitualmente artículos de cine, de música, y también sobre la actualidad social y política. Sus textos, además de en su sitio web, Dueloliterae, son publicados en Musikawa donde es colaborador habitual y en la Revista Utopía. Algunos sobre la actualidad también han aparecido en el diario El País. Con alumnos del primer ciclo de Secundaria ha realizado proyectos experimentales en la asignatura de Fomento de la Lectura, intentando provocar la llamada de los libros, de la lectura, a partir de la propia escritura de los niños, de su imaginación.

Actualmente se encuentra preparando la publicación de dos libros, Malestares (junto a Santi Ortiz), una recopilación, a modo de crónica, de artículos publicados en Dueloliterae, sobre la actualidad socio-política de nuestro país (2010-2013), y su primera novela, Duelo entre palabras.
Andrea es una niña de seis años que vive con sus padres en una gran ciudad. Es una chica alegre, feliz, y sus padres tienen un trabajo que adoran.

Sin, embargo, un día ocurre algo, y todo cambia. Andrea y sus padres se ven obligados a afrontar una vida completamente diferente.

Los protagonistas tienen el desafío de ser fuertes ante el cambio: dejar una vida cómoda, urbana, para llevar otra en el campo, en un pequeño pueblo, y además cambiar sus hábitos, sus costumbres.

La música es, por supuesto, el eje sobre el cual gira todo. Y la imaginación propia de la infancia, el entusiasmo por lo fantástico, serán los soportes que ayudarán a los protagonistas en su nueva vida.

Además, en este cuento, se fomentan valores como la solidaridad, el amor por la naturaleza, la convivencia… No se evita en la historia la aparición de la palabra crisis. Pensamos que, siempre que siempre que se haga con el lenguaje y el tono adecuados, los niños no tienen por qué estar totalmente al margen del mundo que les rodea. Creemos que la asimilación de los valores de una buena ciudadanía debe empezar desde la infancia.

Y, por supuesto, la música, siempre la música.